Nuevo reto de la Inteligencia Artificial: descubrir olores…

Nuevo reto de la Inteligencia Artificial: descubrir olores…

Cada día que nos levantamos encontramos en la prensa nuevas noticias relacionadas con la inteligencia artificial (IA), con nuevos retos a diseñar y nuevas implementaciones que hacen nuestro día a día más sencillo.

El nuevo paso de la IA es que pueda oler, es decir, su principal objetivo es digitalizar el sentido del olfato como ya se ha logrado hacer en el caso de la visión o el oído. Se quiere alcanzar a través de la empresa tecnológica, Osmo (filial de Google Research), es la startup que aspira a crear la próxima generación de moléculas aromáticas.

Este reto parte del aprendizaje automático para ayudar a las computadoras a predecir cómo huelen diferentes moléculas según su estructura, a través de la búsqueda de mejorar la salud y la felicidad humanas, partiendo de la digitalización del sentido del olfato de los humanos.

Recordemos que la nariz humana tiene aproximadamente 400 tipos de receptores sensores especiales vs el ojo que utiliza 3 tipos de receptores para producir la visión y el gusto cuenta con unos 40. Esta complejidad hace que sea más difícil categorizar los olores, es decir, el color puede representarse con un diagrama como rueda cromática y los sonidos por la frecuencia de sus ondas, pero no existe nada para los aromas.

Conocemos que el olfato contiene información que podemos usar para detectar enfermedades, pero las computadoras no pueden hablar ese lenguaje ni interpretar esos datos aún, esta en una fase muy temprana y de momento se trata de un objetivo a largo plazo, pero a corto plazo se puede ayudar a generar moléculas aromáticas más seguras y sostenibles para fragancias en productos como champú, perfumes, repelentes de insectos o detergentes… mejorando el producto, reduciendo la toxicidad y las alergias.

Lo más interesante de este nuevo reto, es que se ha creado el modelo de IA desde cero, mientras que el resto de los modelos de lenguaje creados en otros aspectos se pueden entrenar con bases de datos de internet, pero en el caso de los oleres no existe nada en la red para entrenar.

Durante la fase de análisis y recopilación de datos, se encontraron miles de moléculas y descripciones aromáticas que fueron introducidos en redes neuronales siendo parte del aprendizaje automático y de ayuda a al modelo de IA para entender los átomos, los enlaces que los conectan y cómo esa estructura molecular determina su olor.

La principal razón de desarrollar un sentido robótico del olfato es digitalizar este sentido, que permitirá ayudar a detectar enfermedades antes, monitorizar pandemias más rápido, aumentar la producción de comida, detectar su deterioro antes de que haya problemas, o ahuyentar a los insectos…

Aunque la ayuda en detección de enfermedades es un reto a largo plazo, no debemos olvidar que la IA en este campo plantea amenazas y cuestiones éticas, como la posibilidad de manipular las emociones humanas a través de olores artificiales o en la industria del perfume con fragancias clonadas con 100% de exactitud fácilmente

Por ello debemos ser prudentes y explorar con regulación y en favor de la humanidad las posibilidades que ofrece como el propio sentido del olfato con la apertura de nuevas puertas a experiencias multisensoriales que antes parecían imposibles, con la generación de nuevos olores que no existen en la naturaleza, lo que podría cambiar el rumbo de industrias como la perfumería, la alimentación y la realidad virtual.

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